Mis pasos me habían llevado algo lejos de la ciudad, donde el ruido cosmopolita me impedía escuchar mis propios pensamientos.
A medida que me iba alejando del mundanal ruido de Londres, mis propios recuerdos empezaron a invadirme, y a evadirme de aquel estado de inconsciencia emocional.
Corría el verano del 68...
Tenía diecisiete años, coca-cola en las venas y un sexo insaciable. Jamás me habría llegado a preguntar acerca de mi futuro, ni mucho menos acerca del amor; hasta que la conocí a ella.
Aquel primer cruce de miradas, tan efímero y tan intenso, agudizó mi rebeldía, que por aquellos años bordaba mi bandera, negándome a admirar otro azul que no fuese el de sus ojos. Su cabello, cobrizo; su tez, porcelana; su nombre, Julia.
Julia era una joven de clase acomodada, vivía en la avenida de Warwick con su padre, un afamado médico, y su hermano. Me enamoró hasta tal punto que me prometí hacer todo cuanto estuviera en mi mano por tenerla. Y todo era todo.
No fui consciente de lo que había estado haciendo hasta que su sangre, cálida y huidiza, comenzó a resbalar entre mis dedos y a teñirme la camisa. La camisa de un asesino.
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Hola!(:
ResponderEliminarMe encantan todas tus entradas, son preciosas, así que desde ya te sigo!^^
Besos! <3
PD: Te dejo mi blog por si te apetece pasarte www.pensamientosdeadolescencia.blogspot.com si te pasas déjame un comentario y sígueme si te gusta :D
Muchísimas gracias :) Ya te sigo, me encanta tu blog! :)
ResponderEliminartiene muchísima personalidad, sigue así guapa ^^
Me encanta tu blog, así que desde hoy tienes otra nueva seguidora ^^
ResponderEliminarSIGUE ASI :D
Un besito desde http://poesiaurbana-mc.blogspot.com.es/
Y tú ;) bonito blog!
ResponderEliminarmuchísimas gracias :3