domingo, 11 de diciembre de 2011

Hoy me he levantado con ganas de comerme el mundo.
Voy a ponerme mi camiseta favorita y los vaqueros más cómodos que tenga, y voy a comprar el primer billete de avión que salga a Italia. No llevaré más equipaje que una vieja cámara de fotos y un par de canciones indie mezcladas con muchas ganas de olvidarte.
Los vestidos de fiesta me los dejaré en el ropero; no quiero traer de vuelta el vago recuerdo de un amor perdido entre el tintineo de unas copas de más.


Recorreré hasta el rincón más perdido de Florencia en bici, me dejaré medio sueldo en pizza margarita, le guiñaré el ojo a algún gondolero para que me lleve a pasear por los canales de Venecia, me haré la típica foto sujetando la Torre de Pisa y, cuando llegue a Roma, sellaré mi promesa de volver a perderme por sus calles lanzando una moneda a la Fontana di Trevi, a la espera de hacerlo contigo.

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